domingo, 19 de febrero de 2012

México 524


Casa José Hernández. El hogar de Felicitas


La casa de la Sociedad Argentina de Escritores se puede visitar  en México 524;  fue donde nació y fue velada Felicitas Guerrero tras su  trágica muerte. También es un exponente notable de la arquitectura italiana de mediados de siglo XIX en Buenos Aires.



A veces me pregunto si los guías de turismo que afirmamos que Samuel Sáenz Valiente era el gran amor de la vida de Felicitas Guerrero, sabemos al menos quién es el gran amor de la vida de nuestras actuales parejas.
Pero en fin, siempre se cuenta esta historia más o menos así: Felicitas Guerrero era, allá por los años 70 del siglo XIX, tal vez la viuda más codiciada de Buenos Aires. Se dice que era hermosa, pero lo seguro es que era rica. La  habían casado a los 16 años con Martín de Álzaga, un próspero  comerciante y estanciero, nieto de su homónimo que había sido ejecutado en 1812 acusado de conspirador contra el gobierno patriota. Juntos habían tenido un hijo que  murió antes de cumplir tres años, y luego otro, que murió en el parto. Estas penurias terminaron también con la vida de Álzaga, en 1870. Entonces, las murmuraciones de la gran aldea hablaron  de una relación amorosa, epistolar y romántica, entre la viuda y su pretendiente Enrique Ocampo. En todo caso, este amor estaba destinado al desencuentro: el muchacho  marchó a Europa tentado por un negocio, que no resultó rentable, y Felicitas, debido a la epidemia de fiebre amarilla de 1871, dejó Buenos Aires para refugiarse en una de sus estancias. Fue allí que se relacionó con un afortunado vecino: Samuel Sáenz Valiente, también rico y estanciero, con quien decidió contraer matrimonio.
Al regresar Ocampo de Europa, pretendió imponer su amor romántico (el romanticismo estaba de moda en esa época) por sobre el conveniente amor a primera vista de Felicitas y Sáenz Valiente.
Así es que el despechado enamorado  la visita una noche en que Felicitas iba a celebrar una fiesta en su residencia de Barracas; se entrevista a solas con ella, y al verse rechazado, saca un revólver y le dispara, provocándole la muerte. Luego se suicida, o familiares de Felicitas lo matan y declaran que se suicida.
Como se sabe, esto ocurrió en Barracas, y la familia Guerrero erigió en memoria de Felicitas una iglesia, que con los años iba a provocar comentarios sobre apariciones fantasmales. No es tan conocido que la protagonista de la trágica historia nació, vivió sus primeros años y también fue velada en esta casa  de la calle México, que además se conserva en perfecto estado.
Arquitectónicamente, la casa es de disposición medio pompeyana, con dos patios, que por un lado presentan una medianera y por el otro los accesos a las distintas habitaciones, dispuestas en dos pisos. El primer patio y las habitaciones adyacentes están actualmente utilizados por un restaurante. En su centro existe uno de los aljibes más antiguos de los que aún pueden encontrarse en Buenos Aires. Las paredes de una de las habitaciones del restaurante están ocultadas por los estantes con libros pertenecientes a la biblioteca de la Sociedad Argentina de Escritores, que junto con el piano dan una estupenda ambientación a la sala.
Al fondo, tras el segundo patio, se encuentra la oficina de la SADE, en la que se desarrollan distintas actividades sociales y culturales.
El aspecto actual de la casa, con su fachada neoclásica realizada por albañiles italianos, con sus pilastras, arcos de medio punto y rejas, es de 1850. Es decir que constituye uno de los ejemplos de las primeras edificaciones de este tipo, todavía en los tiempos del gobierno de Rosas en Buenos Aires.
En cuanto a la relación de la casa, llamada José Hernández, con el creador de Martín Fierro, no tenemos datos precisos. Inicialmente diremos que no fue vivienda del escritor y político, quien por muchos años no residió en Buenos Aires. Es sabido que su libro más importante lo escribió, o lo terminó, en una habitación del Hotel Argentino, frente a Plaza de Mayo. También que las ganancias que su publicación le proporcionó, junto con otros negocios vinculados a la compra y venta de campos, le permitió posteriormente comprarse una quinta en Belgrano, sobre la calle que hoy lleva su nombre. Sus propiedad allí estaba delimitada por las actuales  Olleros, Cabildo, José Hernández y Luis María Campos.
Es posible, sin embargo, que en alguna ocasión haya sido propiedad del escritor y utilizada con fines de renta. Porque es cierto que, como muchas de estas casas de familias distinguidas, por ejemplo, la de Ezeiza, en la calle Defensa, ésta también fue utilizada como conventillo a fines del siglo XIX y principios del XX.
En definitiva, esta residencia, a media cuadra del edificio de  la vieja Biblioteca Nacional,  es una posibilidad para los porteños y turistas de encontrarse con nuestra historia, nuestras leyendas y nuestra literatura.


Fuentes:

Gálvez, Manuel; 1945. José Hernández. Editorial La Universidad. Buenos Aires.

Giménez Vega; Elías. 1961. Vida de Martín Fierro. Peña Lillo. Buenos Aires

Kiernan, Sergio. 2004. La SADE en plateado, en Página 12. sábado 29 de mayo de 2004. Disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/m2/10-463-2004-05-29.html

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