domingo, 19 de febrero de 2012

Mercado Central. Chacra Los Tapiales


El progreso, entre la guerra civil y los malones.

Dentro del predio del Mercado Central de Buenos Aires, se encuentra el casco de la que fuera la chacra Los Tapiales. Es Monumento Histórico Nacional, perteneció al estanciero y agrónomo pionero Martín de Altolaguirre y luego a Francisco Ramos Mexía, un personaje singular que a principios del siglo XIX creía que había que tratar bien a los gauchos y a los indios. Así le fue.



            Saliendo de la Ciudad de Buenos Aires, apenas se pasa el peaje de la Autopista Ricchieri, puede verse a la izquierda el Mercado Central de Buenos Aires. Es el punto concentrador, principalmente de frutas y hortalizas, que abastece a gran parte de los 13 millones de habitantes de su  área metropolitana . No es tan conocida la existencia, dentro de su predio, del casco de la chacra Los Tapiales, que le da nombre a la localidad y que constituyó uno de los sitios más importantes de la campaña próxima a la ciudad, en las convulsionadas primeras décadas del siglo XIX.
            La propiedad, cuyo nombre se debe al cerco que tenía, hecho de tierra apisonada y tunas (el alambrado llegó a estas tierras en la década de 1840), perteneció desde fines de siglo XIX a Martín José Altolaguirre, agrónomo pionero de las tierras bonaerenses, amigo y colaborador de Manuel Belgrano. En su propiedad de La Recoleta, cerca del convento de los monjes franciscanos, plantó árboles que aún perduran, como los ficus cercanos al cementerio y frente a la confitería La Biela. También fue el introductor y primer cultivador de cáñamo y lino. En Los Tapiales se dice que plantó cientos de miles de árboles, entre ellos, olivares y nogales.
            Finalmente, en 1808, apremiado por necesidades económicas, Altolaguirre vendió esta propiedad a Francisco Hermógenes Ramos Mexía, que se estableció allí con su esposa al volver de Chuquisaca, donde había cursado sus estudios de Filosofía, Teología, Lógica y Leyes , y donde estudiaron, en la misma época, entre otros Manuel Belgrano, Juan José Castelli y Mariano Moreno.
            Pero Ramos Mexía no se conformó con esta vida, y tal vez para poner en práctica ideas religiosas y filosóficas, se traslado en 1811 hasta más allá de la frontera con el indio, y cruzando el río Salado, mucho más allá del último fuerte, que estaba en Chascomús, se estableció junto a la laguna Kakel Huincul, en el actual partido de Maipú, provincia de Buenos Aires. La particularidad del caso fue que Pancho Ramos, como lo llamaban los indios, no sólo adquirió las tierras al estado, sino que también se la compró a los habitantes del lugar, que pertenecían a grupos entonces llamados pampas. Allí además les ofreció trabajo a quienes quisieran, y se ganó el respeto de todas las tribus del sur de la provincia. El negocio no era malo, por cuanto al sur del Salado, y teniendo a los indios de aliados, todavía podía encontrarse ganado cimarrón, que podía ser conducido a Los Tapiales, o vendido a saladeristas. La cosa funcionaba, y en 1820, Ramos Mexía logró mediar entre las tribus y el gobierno de Buenos Aires para suscribir el Tratado de Miraflores, mediante el cual la provincia hacía la paz con los  pampas, intentando así eliminar un foco de conflicto para centrarse en su defensa ante los ataques de Entre Ríos y Santa Fé.
            Sin embargo, las diferencias políticas entre las provincias iba a perjudicar a los indios del sur: mediante el Tratado de Benegas, la provincia de Santa Fé pactaba la paz con Buenos Aires, dejando de lado a Entre Ríos. Esto hizo que  el gobernador Francisco Ramírez (el Supremo Entrerriano) y su aliado, el chileno José Miguel Carrera, establecieran la guerra contra ambas. El último (antiguo Director Supremo de Chile, que buscaba hacerse fuerte en Argentina para derrocar a O´Higgins), junto con un grupo de chilenos,  comandó a los ranqueles en violentos malones contra las ciudades de Lobos y Salto.
            Sin comprender la diferencia entre ranqueles y pampas, el gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, intentó reprimir a estos últimos, pese a que Rosas le había advertido del error. Cruzó el Salado el 4 de enero de 1821 y atacó a los pampas que tenían sus tolderías junto al arroyo Chapaleufú, pero no le fue nada bien. Algo contrariado, no de muy buen humor, más bien hirviendo de ira, en su retorno apresó a los pacíficos indios de la estancia Miraflores, acusándolos injustamente de espionaje. Ramos Mexía aseguró a los indios que serían bien tratados, pero se equivocaba, y cuando al otro día se dirigía al campamento de Rodríguez para pedirle que los liberara, encontró que unos 80 habían sido degollados (ver nota sobre Kakel Huincul).
            Ya no le permitieron volver, y terminaría sus días recluido en Los Tapiales. En cuanto a las tribus pampas, entonces  sí se sumaron a los malones, declarando, junto con los ranqueles, la guerra a los "huincas". Incluso el capataz de la estancia Miraflores, el gaucho José Luis Molina, héroe de las batallas de Tucumán y Salta, se puso  al frente de algunas tribus y encabezó malones en el sur de la provincia. Por su parte, Francisco Ramos Mexía iba a morir en la chacra de Los Tapiales, donde permaneció recluído, en el año 1828.
Hasta aquí la historia. La leyenda cuenta que luego de su muerte, el cuerpo de Pancho Ramos fue rescatado por los pampas y que realmente descansa en los pagos de su estancia Miraflores, junto a la laguna Kakel Huincul.
            Un año después, en 1829, el general Lavalle, vencido, permaneció en Los Tapiales un tiempo y desde allí salió al encuentro de Rosas en la estancia La Caledonia, en la que se firmó el Pacto de Cañuelas.
            El edificio que puede verse dentro del Mercado Central fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1942. Su tipología responde al casco de estancia bonaerense. Tiene dos plantas con mirador, veintiún dormitorios, diez baños y dependencia para el personal de servicio. Si bien sirvió de escenario para películas e incluso albergó al Papa Juan Pablo II cuando en 1987 realizó allí una misa de campaña, hoy día, el casco de Los Tapiales  no puede visitarse por dentro, pero exteriormente puede verlo todo el que se llegue hasta el Mercado Central de Buenos Aires.


Fuentes:

Justo, Liborio. 1962. Pampas y lanzas. Palestra. Buenos Aires.

Newton, Jorge. 1972. Diccionario biográfico del campo argentino. Edición del autor. Buenos Aires.

Ramos Mejía, Enrique. 1988. Los Ramos Mejía. Emece. Buenos Aires.

Rosa, José María. 1973. Historia Argentina, tomo 2. Claridad. Buenos Aires

Secretaría de Cultura de la Nación. 1996. Monumentos Históricos de la República Argentina. Buenos Aires.

4 comentarios:

  1. ¡QUE PENA QUE NO SE PERMITA ENTRAR! SERIA MUY BUENO QUE DEJARAN A LA GENTE DISFRUTAR DE ESTE LUGAR Y ASI CONOCER PARTE DE BUESTRA HISTORIA.

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  2. PERDON,ESCRIBI BUESTRA EN LUGAR DE NUESTRA.

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  3. Muy buen aporte para ir rescatando la verdadera historia argentina, tan oculta.

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  4. Para corregir: Manuel Belgrano no estudió en Chuquisaca, sino en Salamanca.

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